La acuicultura es ya la principal fuente de proteína de origen acuático y es parte integral de la dieta de muchos europeos, siendo visto también como un motor económico para muchas comunidades costeras y rurales. Sin embargo, a pesar de su crecimiento e impacto potencial en la economía y la sociedad a nivel global, en Europa estos aspectos socioeconómicos no siempre reciben la atención que merece.
En este artículo de opinión quiero explorar la importancia de considerar los impactos socioeconómicos de la acuicultura en Europa, las razones detrás de esta necesidad y evalúa si se está dedicando suficiente atención a estos aspectos.
La acuicultura en Europa proporciona empleo a miles de personas, especialmente en áreas rurales y costeras donde otras oportunidades de trabajo pueden ser limitadas. Este sector no solo crea empleo directo en la cría y procesamiento de pescado, sino que también genera trabajos en industrias auxiliares, como la fabricación de equipos, transporte y servicios. Por ejemplo, en Grecia, la acuicultura ha sido fundamental para proporcionar ingresos durante los años de crisis económica, demostrando cómo el sector puede ser un pilar económico en tiempos de dificultades financieras.
En Galicia, el sector del mejillón y del marisqueo ha demostrado ser algo más que un sector productor de alimentos y fuente de ingresos para numerosas familias. Se ha convertido en una tradición cultural que define modos de vida y prácticas, y la calidad de sus productos han son altamente reconocidos en el ámbito gastronómico y turístico.
La acuicultura en zonas rurales de interior tiene el potencial de dar diversidad a las actividades económicas tradicionales. Un ejemplo claro es el enfoque que se le ha dado en Hungría, donde las granjas de peces han adoptado un enfoque multifuncional, diversificando sus actividades para incluir servicios y productos adicionales.
¿Entonces, por qué no recibe más atención de la academia?
Aunque hay una creciente conciencia sobre la importancia de la acuicultura en Europa, parece que todavía hay una falta de atención adecuada a sus impactos socioeconómicos. A nivel político, la Política Pesquera Común de la UE y otras regulaciones se han centrado principalmente en la sostenibilidad ambiental y la gestión de recursos, mientras que los aspectos socioeconómicos han recibido menos enfoque directo.
Un mayor esfuerzo de la academia hacia la realización de estudios científicos que presten mayor atención a las oportunidades socioeconómicas de la acuicultura en Europa, ayudará a los responsables políticos a tomar decisiones informadas en la que pondrían en una balanza todos los aspectos que se deben tener en cuenta, garantizando que los beneficios de esta actividad se distribuyan equitativamente y que las comunidades costeras no se queden atrás, o atrapadas en el monocultivo del turismo como única alternativa.
Los responsables políticos, las empresas y las comunidades deben colaborar estrechamente para garantizar que el desarrollo de la acuicultura sea inclusivo y beneficie a todos los sectores de la sociedad. Por eso es importante contar con evidencia científica de los potenciales beneficios de la actividad acuícola en los territorios.